sábado, octubre 23, 2004

¡Ay nanita!

Ayer le dieron un pequeño susto al Presidente Fox en Ciudad Juárez luego de que algunos "maestros" manifestantes se avalanzaron contra el convoy en donde iba. Algunos medios de comunicación y otras organizaciones criticaron, en excesa medida, la acción de "violencia" de los miembros del Estado Mayor Presidencial.

Aqui voy a meter mi cuchara, y quiero reiterar que las palabras que leeran a continuación provienen de una persona a la que se le ha tachado, en numerosas ocasiones, de irreverente empedernido. NO importa si no nos agrada como está llevando el país (si es que lo está haciendo) el Presidente Fox pero una cosa es cierta: es nuestro Presidente (no es un Chávez para tomar esas medidas contra él) y aunque Andrés Manuel recuerde y minimice diariamente la figura presidencial a la de un ciudadano, "ciudadano Presidente" como siempre se refiere a Fox, se quiera o no, es la persona más importante de nuestro país.

NO quiero dar a entender que dejemos que haga lo que se le pegue la gana, NI que NO critiquemos sus acciones de gobierno pero hay que dejar algo muy claro, el Estado Mayor debe proteger al Presidente así tenga que atropellar a quien se le ponga enfrente o qué, ¿quieren que pase otro asesinato como el del candidato Colosio?

Otra vez me viene a la mente "el respeto al Presidente", es una lección de la que muchas personas podemos aprender de ella. "Hay que admitir que al pueblo mexicano se le da la mano y te agarra de los huevos". Fox quiso ser un presidente que no a fuerza impusiera respeto y que hasta se deja tutear por que en realidad, que le llames a una persona de usted o de tú pues no es sinónimo de respeto pero que es lo que pasa, que desafortunadamente ya se le fue México de las manos, nadie lo respeta y eso, nacional e internacionamente, es un gran problema.

¿Cuándo le iba a pasar algo así al maquiavélico Salinas? Por que dejenme decirles que estoy seguro que uno de sus libros favoritos y que hasta se lo sabía de memoria es "el príncipe" (libro completo en pfd). Y es que si uno es un jefe de personal o hasta de familia, se puede aprender de los errores de Fox. La verdad y aunque suene incongruente o no nos guste, para dirigir, uno debe encontrar un balance entre Maquiavelo y Gandhi.

Ay, México lindo y querido ¿en dónde vamos a parar?