viernes, octubre 01, 2004

Intereses

Esta reflexión la escribí hace ya unos meses pero creo que tiene mucha relación con el post de hace unos días: "I don´t want to grow up", es por eso que lo publico en estos momentos. En aquellos días apenas empezaba la "guerra" en Irak.
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Intereses

Peter Gabriel - Signal to noise (me fascina poner una referencia musical)

Te encuentras sentado en una silla, frente a ti se encuentra un escritorio y sobre él yace un papel. La luz se refleja en la hoja blanca haciéndola brillar aun más, tus ojos se concentran en las palabras con las que no estás de acuerdo. Al final del documento ves que está impreso tu nombre, encima de él debes firmar. Sólo tienes un momento para decidir, tu “corazón” se opone porque sabe que si aceptas estarás traicionándote, pero tu mente se encuentra indecisa. Tú sabes que una vez que cruces la línea no habrá vuelta atrás, traicionaras todas tus convicciones y eso, es casi imperdonable.

Las grandes traiciones del ser humano se llevan a cabo debido a intereses personales o colectivos. Durante varios días, debido a la guerra en Iraq, he escuchado en muchas ocasiones la justificaciones que dan el presidente George Bush y el primer ministro Tony Blair a la incursión militar, pero todos sabemos que hay intereses ocultos y muchos de ellos son obvios.

Eso me hizo enojar, pero no porque haya varios intereses y motivos para la guerra, sino porque me di cuenta que la vida de cada uno de nosotros está motivada por intereses personales. Esto es bastante obvio, pero ¿Estas totalmente consciente de que es lo que estas dispuesto a sacrificar para satisfacer tus intereses?

Una de las cosas más tristes en la vida y que es muy común, es el manipular a una persona para satisfacer intereses personales, hacer esto te denigra como ser humano. Uno podría pensar que no hay algo peor que esto pero sí lo hay, la manipulación es aceptada por la sociedad (tomate unos minutos para pensar y verás que encontrarás varios ejemplos).

En cada situación a la que nos enfrentamos cotidianamente, habrá un camino que se adecue a nuestras convicciones. Para esclarecer los caminos que no siempre son visibles te puedes basar en un principio universal: “No hagas a tu prójimo lo que no te gustaría que te hicieran”.

Es muy común encontrar tentaciones que cumplan con nuestros intereses pero una vez que pongamos en la balanza el costo-beneficio y como resultado no cumpla con nuestros principios, es mejor rechazar esa oferta que traicionarte. Si te traicionas navegaras en la vida sin rumbo ni destino.