martes, agosto 17, 2004

Yo ya estoy hasta la madre...

Sí, como dice la canción del "Frijolero de Molotov": Yo ya estoy hasta la madre.... de que no haya un límite para la religión.

Sí, estoy en contra de muchas religiones aunque respeto a todos las personas que profesan una religión, al fin y al cabo, es su vida PERO de lo que estoy hasta la madre es de que no haya un límite.

¿Cómo es posible que haya un programa de religión católica en el canal 40? ¿Por qué no hay uno de budismo ó de chamanismo? Ahh sí, por más que quisiera olvidar esa parte de nuestra historia pues ni a punta de madrazos la podré eliminar ya que el 97% de los mexicanos son católicos.

¿Cómo es posible que un altos funcionarios abusen de la religión para ganar la confianza y el voto de los ciudadanos? Aquí tenemos al Chente Fox y a Martita Sagún presentandose a misa en la Basílica de Guadalupe todos los domingos. Tenemos también al cabroncito de Venezuela: Hugo Chávez que ayer en su discurso el muy cínico saca a relucir su "jesusito" que lo acompaña a todos lados. ¡Vale madres! "La religión es el atrazo de los pueblos" ¿Cuando entenderemos ésto?

¿Como es posible que un obispo ande hablando pendejadas que no le conciernen? Sí, me caga la madre que los medios de comunicación le hagan caso a las "declaraciones" que hace Norberto de cualquier pinche tema y que no le concierne a la iglesia.

¿Cuando pondremos un alto a esto? Me hace reir también la gente que dice: "sí, lo hice gracias a dios". Híjole, esta frase está de moda ahora con todos nuestros compatriotas en los juegos olímpicos que al ganar o más bien al perder dicen: "gracias a dios que pude participar en los olímpicos" y entonces yo digo: ¡¿Ahh cabrón y entonces donde quedo toda tu dedicación y esfuerzo ó qué, los que llegan a hacer algo en la vida es gracias a dios?!

Creo firmemente en la libertad de credo, digo, cada quien que le ruege a su diosito pero hay que mantener una distancia ya que en verdad y aunque la gente no se de cuenta, afecta las decisiones y las acciones que tomamos a diario, para decirlo de otra manera, nos embrutece.